Un saludo a los compañeros, a los que se fueron convirtiendo en amigos a fuerza de tiempo y de intentos de hacer cosas en esta tarea docente, con características tan particulares como las nuestras. A veces con algunas coincidencias profesionales, ideológicas, humanas, como las maneras de mirar el mundo y la vida. Un saludo para ustedes en este año tan raro, tan fragmentado que cuesta saber cuándo empezó y tan confuso que no deja distinguir si es un final o un comienzo. Tan incierto, tan desencajado que no entra en ninguno de los moldes que teníamos; tan despojado de las seguridades que teníamos guardadas en caso de emergencia.
Con nuestro oficio de intentar proteger los derechos de
un puñado de pibes de un pequeño lugar del Tercer Mundo, en tiempos en que las vulnerabilidades
propias están a flor de piel. Hay quienes dicen que los amigos no se hacen
enumerando virtudes sino cuando somos capaces de mostrar nuestras propias
fragilidades. Porque es en ese momento cuando podemos ver la humanidad del
otro, confiar, sumar a un proyecto, armar un equipo, conversar.
A los equipos en los que estoy, a los equipos en los que estuve, a los compañeros que tengo, a los amigos de estos caminos andados en este año y en los que pasaron ¡FELIZ AÑO NUEVO!!!
... y nos vemos dentro de un rato, a la vuelta de la
esquina.
Ricardo Hernández
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