viernes

En el día de la Patria



Voy caminando por una ciudad que cada vez me parece más de otros: con sus veredas bordeadas de algo así como proyectiles puestos al revés que invitan a romper autos a quien se le ocurra estacionar, con sus bicicletas amarillas, con su Metrobus y su exacerbación de los perros mascotas . Una ciudad en construcción constante, que se confunde con la destrucción, invita a quedarse adentro de cada hogar.  Muy acorde con estos tiempos. 

 Y mientras transito Lavalle llegando a la 9 de Julio pienso que tal vez la patria hoy sea solo una  pregunta:

¿Qué hicimos o qué no hicimos para tener que volver a esto?
Se trata de una pregunta del que tropieza de nuevo con la misma piedra y se ve otra vez en el mismo lugar. Y tengo varias razones y excusas para explicar el asunto que hoy no me alcanzan.

Porque la historia reaparece de forma circular cuando veo a unos pibes escribir “NO al FMI” en una pancarta de cartón como las que yo hacía a esa edad.

A veces la patria aparece como algo cada vez más distante: como la Patria de la Infancia.  Porque La Patria soñada puede esperar a los 20 pero para muchos el tiempo cotiza caro y la esperanza viene con un reloj en la muñeca.

Entro a la fiesta por atrás del escenario montado enfrente de este obelisco tanguero de la postal de Buenos Aires. De atrás parecen pocos y al llegar a Corrientes la marea humana se despliega prolija por los contornos de la Avenida 9 de julio y sus paralelas. La voz de una locutora conocida repasa las últimas medidas del gobierno y el "Hit del verano" empieza a resonar en este otoño con mucha fuerza. Están las agrupaciones y sus banderas, sus bombos, sus bailes, sus colores. Muchas familias, muchos vendedores ambulantes, el humo de las parrillas y la música del escenario.

"Somos cerca de un millón" dice la locutora y uno se imagina lo qué dirá la prensa hegemónica mañana. Gente organizada mostraba con orgullo sus remeras o sus pancartas, gente suelta, inorgánica, que paseaba con su familia siempre sonriendo. Era una alegría encontrarse y se notaba. Aunque no conocieras al de al lado era un reencuentro sin lugar a dudas.

Caminé por el medio de la 9 de Julio y me iba cruzando a manifestantes que marchaban bailando despertando el aplauso de los presentes. Los que observaban el baile estaban arriba de las plataformas de las paradas de colectivos de una lado y del otro sentados en esas especies de medianeras que separan el Metrobus del resto de la avenida. Con los carteles de publicidad a los costados tenía un aire a Gualeguaychú y con eso recordé a un funcionario que había propuesto construir un lugar exclusivamente para protestar. Un “protestómetro” o algo así. Me acordé de la Plaza de Mayo vallada y seguí caminado por no pensar que tal vez nos estaban disciplinando también en esto.

Me gusta la patria desobediente por eso estoy acá. Somos muchos para el abrazo pero pocos, quizás, para ganarles en una elección (en el caso que tuviéramos un proyecto); somos minoría de vuelta…. ¡La puta que lo pario!

Hay días que la patria es una  puteada y está bien que asi sea…pero también es indiferencia, negación, cinismo, alienación, mentira. Quizás sea una guerra pérdida. No lo sé. ..pero …¡que linda son las batallas ganadas!!

¿Cuántas patrias hay? ¿Hay una patria que contiene a otras patrias?
Porque nuestra patria que encima iba despacito, se paró y se puso en reversa. La Patria de ellos acaba de arrancar a toda velocidad.

Hoy creo que La Patria es como esa energía que te impulsa a estar con el otro y  es como un recodo del mundo  donde sé a quién voy a encontrar. Un recodo necesario para poder decir estoy o estuve.

R.H.


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