.
.
.
Hay días en que me gustaría creer y no ser tan escéptico. Poder escarbar otros confines distintos a la razón. Creer sin pruebas, sin que sea el resultado de un análisis sino de una elección propia.
Hay días en que me gustaría creer
en Dios y estar convencido que la muerte es solo una continuación de la vida en
otra forma. Tener la respuesta a los grandes misterios sin más fundamento que
mi propia fe. Cambiar mi angustia existencial por esa tranquilidad de la no-pregunta.
Ser escéptico es un problema
para el ánimo en estos días y ser un inorgánico más todavía.
En la revolución de la alegría
(ajena) no me canso de escuchar malas noticias: la apertura del Congreso con el
Peronismo dividido es una más para el campo popular. La primera esperanza
concreta de acción directa desde hace dos meses se desvanece como en un
derrotero constante.
Sin embargo el peronista cree sin demasiado fundamento,
sin mucho argumento más que su propia fe... y canta ¡Vamos a volveeeer!...y sigue
cantando y se emociona….Y a mí me produce un poco de envidia su convicción.
Hay días en que quisiera ser
también como esos peronistas y creer con esa convicción que no se rige por la razón y aunque ningún factor objetivo lo acompañe: canta.
Canta y toca el bombo todo el tiempo como si los traidores no
existieran, como si para algunos la política no fuera una profesión que
solo busca al empleador que más paga, como si el menemismo no hubiese existido,
como si el país no hubiera elegido alguna vez más liberalismo con un 17% de desocupación,
como si la conciencia del pueblo fuera como un elefante dormido que solo se
despierta con el sonido del bombo.
Hay días en que me gustaría creer
que el Liberalismo es solo una forma de gobierno más y no una máquina perversa
que destroza pueblos. Los destruye por fuera y por dentro hasta el punto de
atrofiar sus almas y convencerlos que su propia destrucción está bien, que es
necesaria e inevitable.
Hay días en que pregunto
¿para qué habré leído tantos libros?...¿Para qué esa manía de revisar la
historia?...¿Para qué analizar la realidad?...¿Para qué amargarme tanto?...¿Seré
masoquista?.
Pero son días no más.
Cuando nos tape el agua, tal
vez haya aprendido a nadar después de una infancia sin pileta y sin río, o quizás
me alcance con los salvavidas que me pude comprar.
Porque sin donar mis
centavos del vuelto del supermercado a Càritas, sin haber viajado a la India
para saber qué es un pobre, sin participar en campañas de protección a las
ballenas, sin ser un boy scout, sin donar mis sobras…Sin todos esos diplomas de
solidaridad que te vende la sociedad de consumo me sigue preocupando y doliendo
lo que le pase al otro…¿que se le va a hacer?
R.H
No hay comentarios:
Publicar un comentario