jueves

Huellas

En las últimas semanas los recuerdos aparecieron disparados, en una asociación libre, por los aniversarios pasados y por mi paso por un lugar que me resulta muy significativo. La dictadura, la infancia, semana santa, el ¿felices pascuas! de Alfonsin, los alzamientos militares, Villa Martelli.
En esta sección me tomo la licencia de intentar poner en palabras algunas cosas del recuerdo personal en dos etapas del país que por momentos parecen la misma. Invitar también a buscar en la memoria colectiva las huellas que ha dejado la dictadura y que en cada uno resuena de manera particular. Unos la han atravesado como victimas directas, otros desde la ignorancia o desde la más plena inocencia de la infancia.
Huellas …al fin y al cabo. No se trata de negar la historia colectiva sino de encontrarnos en ella…


Historia 1

Militares...


En marzo de ’76 había comenzado mi primer grado, había llorado ese día y tenía algunos miedos propios de un niño de 6 años pero demasiados alejados de los miedos que el país viviría.
"Los comunistas están prohibidos" decía mi padre y se perdía en la nostalgia de aquel Perón que le había dado un poco dignidad cuando vino del Chaco.
En Buenos Aires trabajaba en una metalúrgica y salía a las cuatro de la mañana; recuerdo despertarme en esas madrugadas llenas de voces en donde mi padre esperaba unos minutos a que terminará algún "tiroteo cercano". Al día siguiente se comentaba en el barrioque habían encontrado "algunos guerrilleros" cerca de allí.
Villa de Mayo se encontraba en esos días entre Campo de Mayo y unos depósitos de pólvora del ejército, en una localidad llamada obviamente Los Polvorines. La escuela y el barrio se encontraban en el medio .
Los militares eran “padrinos” de mi escuela y en los días patrios traían chocolate y facturas para todos. Recuerdo esperarlos con alegría. ¿Cómo podía imaginarme tanto terror esa edad?
Tengo gravada la imagen de estar parado en una esquina; mirar a los cuatro lados y ver a decenas de soldados, un helicóptero y una sensación de invasión como si estuviera en una película.
Doña Blanca desesperada enterraba los libros, sobre marxismo, de su marido Mateo: “el comunista del barrio”.
Ya perdí la cuenta a que edad fue cada cosa pero sí recuerdo que un vecino me había aconsejado que estudiara mucho y que me haga militar ya que de esa forma podría ser presidente.

No sé cuando se volvió a hablar de Perón en mi casa. Mi ciclo en la primaria estaba terminando y mis padres tenían que decidir si seguía estudiando o no. Discutieron mucho el tema pero por suerte ganó mi madre que algo intuía en eso.

Mi llegada a la Juana Manso de San Miguel fue cargando mi crisis de la adolescencia o preadolescencia(en esos tiempos o eras chico o eras grande y listo). Me parece ver tan claro cuando al Ministro de Educación abriendo el ciclo lectivo (tuvimos la "suerte" de salir elegidos para eso) en el patio de la escuela "abucheado", "insultado" y "escupido" por los alumnos de quinto. A la salida vi su auto destrozado.

Un etapa nueva comenzaba para el país y para mi también. Parecía que sentía la sangre fluir por mi cuerpo y el tiempo era inagotable. Este mismo se encargaría de mostrarme otros caminos y en el país se respirarían aires de libertad; pero al igual que a mi le era un problema saber qué hacer con ella.
R. H.

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