
Opinión 1
Si de opinar se trata
Parece que dicen en el mundo que los argentinos somos especialistas... en todo, que cualquiera se pone a opinar de lo que venga. En un café se escucha a dos señores, entre trago y trago, opinar sobre el partido del domingo Las ama de casa pasan a ser las mejores intendentes que podría tener una ciudad y si nos preguntan a nosotros, el mundo se arregla de tal manera.
Si se me permite quisiera “opinar” dos cosas al respecto. La primera, y mas irrelevante, es que mas bien se refieren a los porteños. El hombre de tierra adentro opina mas bien poco, y aquí viene mi segunda apreciación. Opina de lo que hace, vive o muere. Pero sobre todo de lo que vive.
Hace treinta años y algunas horas este país era opinable, pero aquí no se podía opinar. Hubo un ataque bien sesudo hacia la opinión distinta y a la que a lo mejor no era distinta pero por las dudas. Los que tenemos treinta y pico, fuimos criados por padres, maestros, profesores, vendedores, colectiveros, panaderos... que temieron opinar, hasta sin saberlo.
Y nos acostumbramos a no opinar, no de las cosas importantes, las que cuentan. Sí de bueyes perdidos, un poquito de esto, un poquito de lo otro... pero cuanto mas escindido de nuestras propias vidas mejor.
Treinta años después, apenas estamos empezando, algunos, a hacer el intento de poder relacionar nuestra vida, con nuestra opinión. De unir vida, pensamiento y palabra.
Por suerte, tenemos maestros, algunos famosos, otros, “ilustres desconocidos” que nos anteceden en el ejercicio de opinar, oportunamente... apropiadamente... serenamente, de lo que nos incumbe, nos apasiona, nos enamora. Ojalá de nuestra realidad. Nuestra realidad personal, barrial, laboral, política, ciudadana, solidaria, económica...
Que esta “excusa” sea razón, sea oportunidad, sea canción para poner en común nuestra opinión sobre la vida y la Vida.
Que este “espacio” sea “tiempo” que nos demos para juntar almas y pensares.
Que lo que yo diga, te suene a vos, y a vos y a vos, como”taaa... eso es lo que yo quería decir”... y lo que vos digas, me suene a mí, como “aja... yo no lo hubiera dicho mejor”. Y si encima a nosotros nos pasa que “no se si opino igual, pero que bueno que vos lo puedas contar...”, diría un gran opinador “vemouth con papas fritas, y good show”
Ximena Biosca
Parece que dicen en el mundo que los argentinos somos especialistas... en todo, que cualquiera se pone a opinar de lo que venga. En un café se escucha a dos señores, entre trago y trago, opinar sobre el partido del domingo Las ama de casa pasan a ser las mejores intendentes que podría tener una ciudad y si nos preguntan a nosotros, el mundo se arregla de tal manera.
Si se me permite quisiera “opinar” dos cosas al respecto. La primera, y mas irrelevante, es que mas bien se refieren a los porteños. El hombre de tierra adentro opina mas bien poco, y aquí viene mi segunda apreciación. Opina de lo que hace, vive o muere. Pero sobre todo de lo que vive.
Hace treinta años y algunas horas este país era opinable, pero aquí no se podía opinar. Hubo un ataque bien sesudo hacia la opinión distinta y a la que a lo mejor no era distinta pero por las dudas. Los que tenemos treinta y pico, fuimos criados por padres, maestros, profesores, vendedores, colectiveros, panaderos... que temieron opinar, hasta sin saberlo.
Y nos acostumbramos a no opinar, no de las cosas importantes, las que cuentan. Sí de bueyes perdidos, un poquito de esto, un poquito de lo otro... pero cuanto mas escindido de nuestras propias vidas mejor.
Treinta años después, apenas estamos empezando, algunos, a hacer el intento de poder relacionar nuestra vida, con nuestra opinión. De unir vida, pensamiento y palabra.
Por suerte, tenemos maestros, algunos famosos, otros, “ilustres desconocidos” que nos anteceden en el ejercicio de opinar, oportunamente... apropiadamente... serenamente, de lo que nos incumbe, nos apasiona, nos enamora. Ojalá de nuestra realidad. Nuestra realidad personal, barrial, laboral, política, ciudadana, solidaria, económica...
Que esta “excusa” sea razón, sea oportunidad, sea canción para poner en común nuestra opinión sobre la vida y la Vida.
Que este “espacio” sea “tiempo” que nos demos para juntar almas y pensares.
Que lo que yo diga, te suene a vos, y a vos y a vos, como”taaa... eso es lo que yo quería decir”... y lo que vos digas, me suene a mí, como “aja... yo no lo hubiera dicho mejor”. Y si encima a nosotros nos pasa que “no se si opino igual, pero que bueno que vos lo puedas contar...”, diría un gran opinador “vemouth con papas fritas, y good show”
Ximena Biosca
No hay comentarios:
Publicar un comentario