jueves

¿ SERÁN ELLOS ?

 Observaciones en la mesa 121




   No estaba seguro de quiénes eran y menos de cómo eran, pero es cierto que cuando los pude observar con más detalle me pareció reconocerlos. Hay algo de lo familiar y de lo cercano que me resuena al escucharlos hablar y al observar sus miradas. El fiscal general le daba indicaciones a los suyos hablándoles al oído y anotando cosas en una planilla antes de empezar con la votación. 

Casi todos los fiscales de mesa del partido libertario tenían la edad de mi hijo incluso el que estaba sentado en mi mesa que se mostraba amable aunque no me había aceptado el mate que le cebaba. Era mucha gente que iba y que venía, sin embargo el andar de ellos despertaba la curiosidad de los presentes. 

Visten en general de color negro y si voy a ser prejuicioso de verdad voy a señalar directamente que en general visten camisas negras. Suelen ser prolijos y el más osado quizás tenga una estética rockera con demasiada prolijidad como para que alguien se lo pueda creer. Caminan distinto, hablan distinto, como de otro palo, como portando extranjería, pero al mismo tiempo tienen una pose como de chicos enojados porque que la maestra los sacó del aula por haberse portado mal. Caminan "como si les pesara algo", como si estuvieran cargandose a si mismos, como si lo importante de la vida fuera taparse las heridas a como dé lugar. Tienen algo en la mirada, algo como de perdedores, "losers" en sus distintas versiones; porque quizás son los que se han quedado afuera (o casi) del reparto de recursos, de las simbologías colectivas, de los vínculos sociales en los tiempos de la cancelación, de los lazos rotos, de la retirada del Estado y de la fragmentación.

   Perdedores hubo siempre pero a ellos les tocó una época que los cristaliza en el mismo lugar, que los define, los denomina: son los Rapi, los que trabajan en negro, los de las plataformas, los precarizados que se autoperciben libres, los empleados del super chino del conurbano. Pero también parecen ser los que arrastran las heridas sin cicatrizar del encierro en pandemia. Los que no tuvieron grupos para juntarse más que los grupos del Whatsapp, los que no tuvieron calle, ni escuela para poder tener ganas de no ir. Los que a la edad en que no se sabe qué hacer con las manos les prohibieron tocar a los otros para no enfermarse. Acorralados por los discursos hegemónicos de belleza pero solo dentro de la pieza y el celular(si es que tuvieron ambas cosas). Parecen que son ellos; los mismos que apagaban las cámaras web en las clases de Zoom de la escuela, los desconectados, los que estuvieron metidos dentro de si mismos cuando había que salir, los que pasaron las 24 hs con su familia a la edad en que hay que tratar de alejarse de ellos. Los que no tuvieron ni la posibilidad de ir a la peor escuela al menos para jugar al truco con los compañeros en las horas libres. Los que al volver en su mayoría sufrieron bullyng, los raros, los que les costaba adaptarse, los que quedaban sin grupo para hacer los trabajos prácticos , siempre candidatos a ser los menos elegidos.

Pibes y pibas que no encontraron los vínculos que los contuvieran de forma saludable,  ni puentes con los otros, ni tampoco instituciones para ir a pasar el rato: un club, una sociedad de fomento, un proyecto del Estado, un lugar de pertenencia o al menos una juntada donde animarse a decirle algo a una piba(e).


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Hay una serie muy interesante del año 2014 llamada The Leftover y cuenta que un 2% de la población mundial desapareció sin que nadie pudiera explicar por qué. Solo se esfumaron, se desintegraron, desaparecieron delante de sus seres queridos un día al que llamarón "el suceso". La serie lejos de tomar el camino típico de lo fantástico y convertir la historia en un clásico del terror o resolver el guion con algunos extraterrestres que se llevan gente a su planeta; intenta explicar cómo hicieron los que se quedaron para poder seguir viviendo con la ausencia y la falta de respuestas. Toda la serie está atravesada por la tensión entre los que decidieron no hablar del tema porque eso le provocaba dolor y los que trataron de ponerle palabras al asunto para curar las heridas.

 En relación a la pandemia y la cuarentena...¿Nosotros, como sociedad, pudimos ponerle palabras o decidimos no hacerlo porque es mejor olvidar? ¿Qué consecuencias trajeron esas decisiones?

  En estos días hay un documental girando por el país que se llama "El vaivén de las escuelas" (dirigido por Martín Ferrari y guionado junto a Carlos Skliar) que recopila testimonios de algunas escuelas del país sobre la cuarentena en pandemia y sus consecuencias. Sus creadores salieron de gira para presentarlo y generar espacios de diálogo entre los que asisten a la proyección. En cambio otra gran parte de la sociedad(esto incluye a la escuela) ha decidido que recordar las cosas tristes no está bien, "ya hemos sufrido demasiado como para andar hablando de eso".

¿Cuántas cosas NO pasaron para una enorme cantidad de adolescentes y preadolescentes que estaban en su etapa de cambio? ¿Se puede decir que ya NO pasarán nunca porque al volver a la presencialidad ya ERAN OTROS?

Hay un tiempo que no estuvo y no estará, se esfumó como en The Leftover. 

¿Cuántas conversaciones entre ellos hubiesen existido? ¿Cuántas miradas? ¿Cuántos gestos de un lado hacia otro se hubieran dado en ese tiempo? ¿Cuántos se hubieran enamorado? ¿Cuántas amistades se hubiesen concretado? ¿Cuántos intentos por salir de la vergüenza temblorosa que las personas tenemos para hablar en publico se hubiesen dado y no se dieron? ¿Cuántos saludos de cumpleaños hubiesen existido de esos en donde se apoya la mejilla de otros o al menos hay un apretón de manos? ¿Tenemos dimensión de lo que esas ausencias significaron?.

  Por supuesto que existieron otros momentos y otros gestos que intentaron reparar pero "aquellos gestos de acercamientos únicos e irrepetibles" no existieron y no existirán.

   No estoy seguro de que hayamos podido hablar lo suficiente del tema. No estoy seguro si se hicieron las suficientes canciones para transformar la angustia en otra cosa, las suficientes poesías, los suficientes murales. No se si pudimos a través del arte elaborar lo que nos ocurrió y lo que no.

Cuando se pudo entrar a las aulas muchos no volvieron y recuperarlos fue el gran desafío para el Estado. Algunos se arreglaron como pudieron y otros se quedaron como flotando sin poder sentir al mundo como propio, sin poder canalizar la melancolía por algún lugar distinto al brazo lastimado con una maquinita de afeitar o a la adicción a los jueguitos del celular. La gran mayoría terminó incorporando las lógicas virtuales, los mecanismos de captación de la era digital que naturalizan la eliminación y la cancelación como parte de la vida cotidiana. Con serias dificultades para detener los niveles de enojo y frustración exacerbando la rabia y la indignación. Convertidos en hordas moralistas incapaces de perdonar pero si de castigar y vengarse. En paralelo comienza un proceso de degradación de la palabra como conversación con los otros y es reemplazada por "otras conversaciones digitales" de mucha precariedad como el chateo en distintas plataformas donde el anonimato y la impunidad es parte de la lógica. Habidos de castigar para dar una lección a los otros, para eliminar y segregar; de la escuela, del barrio, del trabajo, del grupo de Whatsapp como una dinámica subterranea que empezó hace rato y no la vimos venir.


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   ¿Serán ellos?....Seguía haciendome preguntas sentado en la mesa 121, como presidente, en rol ciudadano tan antiguo y valioso como la democracia misma. 

   Faltaban tres minutos para empezar, había buen clima de trabajo, el pibe libertario  me pidió un mate y a mi me pareció que era un buen comienzo. Quizás nada era como lo intuía, incluso me había dado ganas de contarle que alguna vez pensé que los que jugaban mucho al Fortnite podían convertirse en asesinos, disparando a lo que se moviera, eliminando adversarios, cosificando a todo ser vivo, matando sin parar. Pero después me pareció que no era un buen tema de conversación, porque nada de eso sucedió. No se hicieron asesinos. Se hicieron creyentes del capitalismo, especialistas en el mercado bursátil, apostadores del bingo virtual, con conocimientos probados sobre criptomonedas, aprendiendo a invertir en la bolsa con videos de tic toc, los pocos pesos que les quedaban de lo que les pasaba papá y mamá.

   Son pibes enojados con los adultos, habladores de un idioma propio en la era digital. Dicen random, astetic y cultivan un sarcasmo que los aleja un poco más. Devenidos en votantes primerizos, hackeadores del sistema político encerrados en sus piezas usando Windows 10. Sienten que todo esto es una manera de vengarse de los padres, de los que no los entendieron, de los que los cancelaron,  de los que les hicieron bullyng, de los que les dijeron ¡Che vos rara de mierda! ¡Vos pajero salí de acá!

  Donde hay un resentimiento suele haber sed de venganza casi siempre. Ellos parecería que están parados ahí. Necesitan vengarse, hacer que todo vuele por los aires aunque sea por un rato, con un tiempo necesario para que alguien los mire y puedan sentir que son "algo" para los otros, que dejan de ser perdedores un momento. Necesitan sentir que los escuchamos o al menos que les tenemos miedo.

¡Para que aprendan  respetar carajo!...Para que les pidamos perdón. Para que puedan vernos arrodillados y humillados como ellos se sintieron alguna vez.

Porque quizás hay una enorme necesidad de sentir que alguien los elige(aunque sea a través de un loco), que tienen el poder de la revancha, que son los dueños del botón que hará explotar todo por los aires.

¿Te acordas cuando te reías de mi? ¡Vos y tus amiguitos! ¿Te acordas o no te acordas?

¡Bueno mirá! ahora el boludo toca este botoncito...¡y volamos todos!...


¿Serán ellos? ¿O no?


 Quizás no pudieron dimensionar lo hecho porque no han aprendido a contextualizar en tic toc ya que es lo mismo un video de Milei que uno sobre un chino rompiendo piedras para ver si adentro tiene diamantes. 

Tal vez hasta ellos están sorprendidos...y ahora ¿Qué van a hacer si no encuentran el icono de DESHACER? ¿Qué van a hacer si nunca se metieron al panel de control para buscar RESTAURAR EL SISTEMA?

¿Incendiarán la casa solo para llamar la atención?. ¿Podremos hacer un puente hacia ellos y conversar un poco? ¿podremos escucharlos y hacernos cargo de la parte que nos toca en esta historia? ¿O los dejaremos solos esperando que se cansen y digan "Bueno no juego más".....




R.H.





N

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Juando ta bueno negro

Anónimo dijo...

Excelente!!!!

Anónimo dijo...

Muy bueno, esta reflejada tu alma, sensibilidad e inteligencia. Sos tu ferviente admiradora.

Anónimo dijo...

Muy interesante y mucho para analizar me gusto como fuiste adentrando en esa trama que se manifiesta en una clase desclasada intelectualmente deambulando con los pocos recursos que tienen para comunicar y entender la vida y son cooptados avidamente por los roedores del mal vivir llamese los manipuladores de la droga y otras tantas encrusijadas a la que entran por ese desconocimiento de para que estan en la vida

Ricardo Hernández dijo...

Gracias!!!

Ricardo Hernández dijo...

Muchas gracias!!

Ricardo Hernández dijo...

Muchas gracias x tus palabras! Pero es la primera "ferviente admiradora" q tengo y no sé quién sos porque aparece como anónima! Una lastima!!!

Ricardo Hernández dijo...

Otro tema para conversar! Gracias un abrazo!