Los que desde el primer día miramos
amargados como el nuevo gobierno avanza con los derechos de los trabajadores y
rápidamente borra de un plumazo las huellas de un Estado que alguna vez pensó
un rato en su pueblo. Cobijamos una pequeña esperanza: “el pueblo se va a dar
cuenta tarde o temprano y dirá ¡Basta!.
Primero pasó el verano y las reacciones que aparecían quedaban relegada a protestas que entraban en nuestras
pantallas de videos de Facebook. Los paros de ATE, la vuelta de Cristina, los
universitarios, la marcha en La Plata marcan un aliciente en esa tristeza que
impone esta democracia formal en los que perdimos. Y a esto hay que sumarle las formas que tienen
de destruir tanto los empleos como los símbolos: ¡no era necesario que no te
dejaran entrar al laburo o revisarte el facebook para despedirte! ¡No es
necesario decir que si no podes consumir que no consumas y listo! ¡No era
necesario destruir a Zamba a martillazos para saber que vienen por todo! ¡No era
necesario anunciar un veto a una ley que protege a los trabajadores por 180 días justo en una
fábrica con lo que quedó de los trabajadores despedidos!. Y sin embargo lo
hicieron…(como muchas cosas más).
Pese a las marchas, pese a
las protestas en la calle, pese a la resistencia de muchos sectores. Alguien
dirá que si no hubiesen estado esas reacciones hubiese sido peor. Es valido y
tal vez sea así.
Un representante de las
llamadas Pymes por una radio y contestando a la pregunta incomoda de que si su
sector no había hecho una defensa a conciencia de la gestión del gobierno
anterior contestó…”puede ser es muy difícil medir la postura que se ha tenido
como sector, lo que si sé es que hoy ya no se puede hacer defensa es solo
resistir de la mejor manera, la resistencia era en Noviembre en el ballotage,
ahora ya no”.
Tal vez la pelea del campo
popular sea ver en esa pulseada como se gradualizan o parcializan políticas que
irremediablemente van a venir. Arrancarles algunas medidas paleatorias, algún
punto en porcentajes de aumento de sueldo. Algún numero de reincorporaciones a
trabajadores. Cosa que no es menor y no desmerece la lucha en las calles para
nada, pero me da la impresión que las luchas cada vez tendrán un marcado perfil
clasista en donde las bases empujaran a una dirigencia más preocupada en caer
parados cuando el país se derrumbe.
En este punto volveremos a
los 90 en donde la naturalización de la protesta de los trabajadores será un
fenómeno más de la ciudad. Si miramos al 2001 y otros momentos de la historia
veremos que sacando el nacimiento del Peronismo allá lejos y hace tiempo los
sectores movilizados que logran torcer el destino de un gobierno fue casi siempre
junto a la clase media ciudadana. Es decir esas señoras que salieron con sus
cacerolas a decirle basta a De la Rúa porque vieron en peligro su bolsillo
empujaron a los sectores mediáticos a estar presentes para barajar de nuevo.
Esas señoras hoy están cómodas festejando que Cristina no está, y esta vez son capaces
de resistir hasta en desmedro de su propio bolsillo.
Los desconformes son cada
vez más( decimos todos) y con cierto atino. Pero eso no da garantías que puedan
apoyar a alguna propuesta transformadora de corto o largo plazo. No garantiza que
los que se arrepintieron a votar a Macri sean nuevos apoyos a Cristina o algún
referente que surja del progresismo: eso es una falacia.
Si hoy se realizarán elecciones ¿Que nos garantiza que no votarán a Massa canalizando ese enojo?.
Si hoy se realizarán elecciones ¿Que nos garantiza que no votarán a Massa canalizando ese enojo?.
Pregunta más incomoda: en
una coyuntura de elecciones con los medios de comunicación en campaña a
full…¿Cuántos de los trabajadores, universitarios y de distinto sectores que
luchan hoy en las calles votaría de nuevo a Macri? ¿Cuántos votarían a Massa?
La vaca atada no la tiene
nadie y hacer una lectura certera de lo que el pueblo (el ciudadano) piensa y va
a pensar tampoco es posible. Toda lectura es siempre parcial e impregnada de
nuestra propia mirada en un país que se desmorona y uno solo puede atinar a
predecir qué se cae primero.
El estado de ánimo social
uno lo percibe según donde esté en cada momento, en medio de una marcha o
protesta uno percibe que “esto no puede durar mucho”, su uno se sube al
colectivo parece que no pasa nada, si uno entra en un barrio popular ve como de
a poco van apareciendo más cartoneros y según el barrio porque hay barrios en
los cuales el Estado no ha podido llegar ni con Gobierno Popular que valga “la
pobreza es igual desde hace años”.
Si uno trabaja como docente
en una escuela de la Provincia de Buenos Aires el panorama es distinto. El
docente en general votó a Macri, un gran número (que siempre fue gorila)
defiende su política y otro gran número aunque no apoye lo que está haciendo
hace silencio porque prefiere esto antes
que el Kirchnerismo. Después una minoría andamos como bola sin manija
sorteando escuchando barbaridades en cada sala de maestros.
El macrismo como
cultura(aunque le quede grande esta palabra) en el plano político logro reducir
a una oposición que no soporta ni verlo por tv a ocupar el espacio público
gritando en un desahogo constante. Yo soy uno de los que llora en una marcha
como dice Duran Barba. Lloro más por lo que se destruye que por Cristina pero
mi amargura no tiene consuelo….Pero a decir verdad en general somos los mismos tanto en las plazas como en las marchas. Hemos entendido que tomar el espacio público es
parte de la supervivencia de estos días y ahí estamos. Lo cierto es que un gran número de voluntades no ha podido torcer ciertas miradas de las nuevas
subjetividades ni de parte de los kirchneristas que creen que somos parte ciega
de su tropa sin darse cuenta que nos une más que el amor el espanto. Y de los
del progresismo no kirchnerista que no terminan de entender por qué salimos a
defender a Cristina y a su gobierno con tanta vehemencia.
Hay mucha madeja para
desenredar en este sentido pero a cada uno le pega por algún lado. En mi caso
he perdido algunos amigos después de las elecciones: unos tomaron distancia
ellos mismos al no entender mi defensa al gobierno y a la figura de Cristina,
otros entre los que sumo familiares todavía ni los quiero ver para no
preguntarles a quien votaron.
Sea como sea de algún modo tendré que resolver mi situación personal pero mi impresión es que a ciertos sectores esta situación les brinda una relativa comodidad. Tanto los sectores progres no kirchneristas que prefirieron votar en blanco o votar en disconformidad al Scioli prefieren en el fondo un país neoliberal ante que tener que apoyar a un gobierno con tantas contradicciones para el campo popular. El filosofo frances Francois Dubet…dirá que en lo que fue del termino del siglo pasado como en el comienzo de este siglo los procesos democráticos estuvieron marcados por elecciones en donde se vota en contra de” más que a favor de”, yo lo que agregaría a esa situación tan cercana en votar en contra de Macri o en contra de Cristina que tiene como consecuencia lógica la imposibilidad de apoyar ya sea a un candidato o un gobierno.
Para ser más claros: los que votaron a Scioli votaron más en contra de Macri que a favor de Scioli. Y los que votaron a Macri votaron más en contra de Cristina que a favor del empresario.
Sea como sea de algún modo tendré que resolver mi situación personal pero mi impresión es que a ciertos sectores esta situación les brinda una relativa comodidad. Tanto los sectores progres no kirchneristas que prefirieron votar en blanco o votar en disconformidad al Scioli prefieren en el fondo un país neoliberal ante que tener que apoyar a un gobierno con tantas contradicciones para el campo popular. El filosofo frances Francois Dubet…dirá que en lo que fue del termino del siglo pasado como en el comienzo de este siglo los procesos democráticos estuvieron marcados por elecciones en donde se vota en contra de” más que a favor de”, yo lo que agregaría a esa situación tan cercana en votar en contra de Macri o en contra de Cristina que tiene como consecuencia lógica la imposibilidad de apoyar ya sea a un candidato o un gobierno.
Para ser más claros: los que votaron a Scioli votaron más en contra de Macri que a favor de Scioli. Y los que votaron a Macri votaron más en contra de Cristina que a favor del empresario.
Es decir que si pudiéramos
describir por donde van las subjetividades de los últimos años podríamos
plantear claramente que a muchos sectores, tanto mirando para la izquierda como
la derecha lo que los incomoda es el apoyo hacia una propuesta o un referente.
Si pudiéramos descartar la
lógica de estos años entre Kirchnerismo y antikirchnerismo podríamos intentar
poner el ojo en ese intermedio tan zigzagueante que define las elecciones.
Por ejemplo lo que es
claramente visible en los sectores de izquierda que prefieren estar en contra
de cualquier propuesta que no sea de izquierda aunque se en beneficio de los
sectores populares. Ese PURISMO A ULTRANZA deja al desnudo esa imposibilidad de
apoyar una propuesta real que al menos beneficie parcialmente, ya que no han
podido reconocer casi ningún logro de un gobierno progresista como el anterior.
Sin embargo esta postura también a sido pregonada por amplios sectores del
progresismo argentino o de centro izquierda que han sentido la incomodidad de
apoyar a regañadiente un proceso en el campo popular liderado por una multimillonaria
como Cristina Kirchner. Prefieren un país más normal en donde a los políticos
de la burguesía defraudan siempre a sus pueblos, soñar con utopías irrealizables tranquilizan
más a estos sectores que la sola idea de apoyar a políticos reales con ansias
de poder. La sola idea de apoyar a políticos lleno de impurezas los espanta y
no logran entender a los que si apoyaron a Cristina o la eligen con sus luces y
sus sombras.
En los sectores que votaron
a Macri tampoco puede verse un apoyo entusiasta. A ellos les basta que
no sea kirchnerista y en términos generales les incomoda tanto como a los
anteriores apoyar a Macri o a quien sea.
Quizas se trata de sectores
que se definen por lo que no son: no son kirchneristas, no son macristas a unos
le interesan la política desde un lugar testimonial donde las propuestas son
inviables dentro de la política real. Aman al Che, a Fidel, a Cuba y a cuanta
Revolución ande por ahí pero son incapaces de apoyar a un político de carne y
hueso que aspire a gobernar desde un gobierno real. Quieren una política
limpia, pura, honesta, sin claudicaciones, sin ceder un solo paso a las clases
dominantes.
A los segundos también coinciden
en que la política es impura sucia, son más fundamentalistas que los anteriores
porque prefieren creer que toda la política es sucia. Quieren un país sin
política en la vida cotidiana donde la responsabilidad es delegada a los especialistas
en esos temas que se encargaran de ensuciarse por ellos. No dudarán en desmarcarse
de Macri cuando se sientan perjudicados y terminaran en un lugar más cómodo que
el actual y donde siempre quisieron estar: en contra de todos los políticos, ¡Nos
mintieron los kirchneristas y ahora los macristas! dirán y el mundo volverá a
esa normalidad más cómoda sin hacerse cargo de nada y sin que nadie les reclame compromiso con la realidad, conciencia política, memoria, solidaridad, etc, etc.
Y en ese proceso estamos... y
a muchos que nos gusta pensar en termino
de CONCIENCIA es como un una añoranza que nunca existió. Esas nuevas mayorías son
lábiles y las voluntades tan acomodaticias que prefieren ver los procesos
sociales por televisión. Algunos tenemos memoria de los 90, otros no habían
nacido siquiera, otros lo tendrán que vivir en carne propia y ver si vuelven a reelegir a Menem de vuelta o reaccionan de otra manera. La Derecha también tiene memoria y
hay que ver si esta vez nos llevan al 2001 de una forma más feliz que antes.
Mientras tanto el proceso es
lento pero conocido. Habrá que preparar los botes pero quizás lo más sano es no
creer en el destino y esperar esa sorpresa que siempre la historia nos tiene
preparada a la vuelta de la esquina.
R.H
R.H
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