martes

Sobre el año que termina, la esperanza y la risa de Don Sigmund

Los detractores de tiempo dicen que es solo un invento para medir algo que no tiene demostración alguna que termine o que comience. Una convención ficticia e innecesaria para controlar el devenir y enumerar hechos vividos en un espacio determinado que podríamos llamar pasado, presente o futuro( o simplemente tiempo).
Interesante disquisición teórica que no tiene resolución al menos para mi corto saber, pero que queda relegado en una mesa de amigos (y más si hay vino de por medio) al terreno de las BOLUDECES…

Terminar, culminar, cerrar, finalizar, llegar, acabar….y Don Sigmund se me ríe como siempre lo hizo y me deja sin poder salir de mi primera sesión de terapia de hace 25 años.
Estuve a punto de decir que Don Sgmund me dejaba mal “parado” pero hubiese sido ya una frase sin ningún posible regreso más o menos decoroso.

Lo que hoy quiero decir es que no se si estoy camino a renacer mi fe o simplemente estoy un poco grande pero hoy necesito creer que algo termina y algo comienza.

Durante este año seguramente tuve  algún dolor y algunas alegrías (como muchos, supongo, o como todos pero hoy tengo necesidad de al menos decirlo), me conmovieron las tristezas de los que quiero y sus alegrías también. No siento que este viviendo en un país con una crisis profunda o que este harto de la corrupción o de la inseguridad , es más en algunos aspectos pienso todo lo contrario …así que no es motivo para estar esperando la culminación de una etapa negativa ni mucho menos.

Pero …¡Quiero terminar el año!¡ Por favor!!! Puede que esté cansado, físicamente, mentalmente ; es una posibilidad. Pero también me gusta y necesito terminar para poder enumerar los logros que tengo o tuve (ya no se cómo decirlos) para convencerme que existieron, para reafirmar lo que soy y lo que tengo, que seguramente no es gran cosa pero es mi vida.

Que la vida me ha dado unos hijos hermosos y una esposa maravillosa que me soporta y que me quiere, es algo meritorio para un neurótico como yo que pone a prueba la paciencia de cualquiera y sobre todo puertas adentro (¡no saben lo que soy a la mañana y de mal humor!!!).
Necesito “decir” para reafirmar que pertenezco al grupo de los privilegiados que trabajan de lo que le gusta, que me parecen tiempos interesantes y algunas cosas se parecen al país en  que me gustaría que vivan mis hijos. Y también que termina el año y me sigo preguntando si estaré a la altura de los tiempos que corren o no.

Pero también en este año no pude hacer muchas cosas que quise… y si. Que muchas cosas me salieron mal y otras más o menos… también. Pero quiero terminar y abrazarme a esa necesidad ficticia de pensar que termina este tiempo y empieza otro.
Quiero tener la esperanza o la fantasía que cuando de vuelta la página podré tener la oportunidad de ser un poco mejor: mejor padre, mejor marido, mejor amigo, mejor compañero, mejor Trabajador Social, mejor ciudadano. Y no digo “el” mejor (porque ahí estaríamos hablando de otra cosa) sino tan solo un poco mejor de lo que he sido. ¿Quien puede querer quitarme esa fantasía? No es un derecho que tengo?.  Y le pido a los Dioses, a la naturaleza, al destino (hasta soy capaz de pedirle a Papá Noel que como Dios del mercado algo me puede conseguir) o a quién sea que me conceda al menos eso, nada más…

Y cuando termino de pedirlo me doy vuelta y veo que Don Sigmund  se descostilla de la risa y pone cara como diciendo…sos de Manual Pibe!!!...y me dice en un tono paternal (con todo lo que él sabe que eso implica) : “acabe tranquilo el año, amigo, que mañana seguro que será mejor”.





¡Feliz término y mejor comienzo!!!


Ricardo

No hay comentarios: