Reflexiones sobre la práctica
¿Con el otro o para el otro……? * La pregunta que se me ocurre en esta instancia es porque nos pasa que en nuestra práctica muchas veces, nosotros quedamos de lado. No es que dejamos de importar pero si tomamos el lugar de lo secundario. “Lo importante son los chicos”, los jóvenes, los beneficiarios, etc.. (según la población con que trabajemos).A mi entender es una confusión ideológica ya que por distintos caminos es que llegamos a plantearnos las cosas desde este enfoque.
Un camino es cuando la formación religiosa dogmática(no hablo de creer o no en Dios o si somos practicante o no)hablo de las ideas filosóficas que mueven nuestro hacer en una sociedad que se define como “occidental y cristiana”. Es decir la raíz de nuestro hacer, que en la mayoría de los casos no somos siquiera concientes; está parada desde un lugar determinado.
Desde este hay que ser como un apóstol que se sacrifica por los demás, como un cristo que es capaz de desangrarse por el otro sin pedir nada a cambio, capaz de sacrificarse por el otro, que renuncia a todo sus necesidades para ayudar al que necesita.
Sin debatir con los que seguramente opinarán que no todo lo religioso pasa por allí y que hay ejemplos dignos de esto en donde se renuncia por solidaridad y no para “no ser” Me limitaré a reflexionar lo que me parece que pasa cuando esto sí esta presente al menos parcialmente.
Desde este enfoque en nuestra práctica son más valorados, o se supone que tienen que serlo aquellos que “se desviven” por la organización, aquellos que son capaces de renunciar a sus temas personales en función de las tareas de la organización, por ende “se desviven por los chicos” o “se sacrifican por los chicos”. También se valora o “se supone que hay que valorar” a aquellos que trabajan más que los demás, por decisión propia, porque las necesidades de la organización lo requieren, porque son los únicos capaces de poner un plus en su tarea.
Coloco entre comillas “se supone” porque en la dinámica grupal de cualquier organización es donde los integrantes de la misma ponen en juego sus posicionamientos ideológicos esto es más variado y relativo. Lo que si me parece claro es que esta dinámica dará como resultado los lineamientos de la institución. Este se dará desde el consenso o desde la imposición-aceptación de una línea.
Otra mirada desde la cual se desarrolla la práctica es una concepción a mi juicio errónea de lo que significa la militancia social desde la cual también se renuncia a la persona en post de una causa o el pueblo. Los referentes en estos casos serán los revolucionarios que dieron la vida por el pueblo, dejaron todas sus necesidades individuales y “burguesas” por la revolución. Si bien las personas pueden ser religiosos y militantes sociales al mismo tiempo, las ideas no siempre van paralelas y al mismo tiempo se entrecruzan ya que nada es tan puro como en la teoría sino que esta nos sirve como modelos desde donde llegar a un grado de comprensión más profundo. No pretendo con este análisis juzgar a los que han hecho una elección tanto religiosa como militante sino llevar el análisis a un punto para mí neurálgico para mi que es si las transformaciones sociales que intentamos hacer desde los distintos espacios profesionales( o no) ¿lo hacemos para el otro o con el otro? Siempre se renuncia a algo para lograr tal cosa, en este caso a sumar nuestro aporte para una sociedad más justa, pero qué nos pasa que en muchos casos la renuncia nos lleva al displacer o al sacrificio(a no ser),a la infelicidad? Qué concepción tenemos del otro en esta práctica?
Yo soy el que tengo y el otro no, por lo tanto yo renuncio a parte de lo que tengo para dárselo…
Me parece que esta buena la idea como mirada clasista de la realidad pero no será que al despojarnos a nosotros de una parte estamos viendo a los otros solo como necesitados, carentes, “los que no tienen” negándole la posibilidad de pensar en sus potencialidades? ¿Nuestra práctica cerca de qué concepciones está?
Tal vez desde esta concepcion se crea que los beneficiarios, los chicos, la comunidad, los jóvenes, etc. Sean carentes de…entonces hay que darles.
Si somos interrogados por nuestra práctica sostendremos que “intentamos valorar sus potencialidades” pero no será que en la práctica cuando nosotros nos salimos del proceso (o creemos salir)porque son ellos los que necesitan y nosotros estamos para ellos, estamos subestimando el lugar que tiene el otro? ¿No estaremos viéndolo no como necesitado sino como un carente? No me refiero tampoco a creer que somos iguales y que somos como amigos/pares; me refiero a que quizás en la práctica no están claro que el proceso sea con ellos, sino para ellos. Creo que cuando es fundamentalmente para el otro es cuando los actores que desarrollan la tarea comienzan a desaparecer como sujetos. Pero ¿Cuánta culpa nos despierta pensarnos como sujetos con derechos, con necesidades puntuales y con deseos?¿Qué tan egoístas nos sentimos en algunas ocasiones cuando pensamos en nosotros habiendo tanta necesidad?
*Extraído del Ensayo “La Practica” (en construcción).
Lic. En Trabajo Social Ximena Biosca
Lic.en Trabajo Social Ricardo Hernández
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